NOADIAS

Noadí­as (heb. Nôadyâh, “Yahweh [me] ha encontrado”, “Yahweh convoca” o “a quien Yahweh encuentra”). 1. Levita, hijo de Binúi. Fue uno de los oficiales del templo a quienes Esdras entregó los tesoros que habí­a traí­do desde Babilonia (Ezr 8:33). 2. Profetisa que intentó intimidar a Nehemí­as (Neh 6:14).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

1. Uno de los levitas (Ezr 8:33).
2. Una falsa profetisa que quiso intimidar a Nehemí­as (Neh 6:14; Noadia en la RVA).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Jehová ha reunido). Nombre de personas del AT.

1. Levita en tiempos de Esdras. Participó como uno de los tesoreros a cargo de la †œplata, el oro y los utensilios en la casa de nuestro Dios† (Esd 8:33).

. Profetisa de tiempos de Nehemí­as que se opuso a éste, procurando infundirle miedo para que no hiciera la obra de restauración del muro de Jerusalén (Neh 6:14).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Acuérdate, Dios mí­o, de Tobí­as y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadí­as profetisa, y de los otros profetas que procuraron infundirme miedo (Nehemí­as 6: 14).

Léase: Nehemí­as 6. Noadí­as se nos presenta en contraste con Hulda. Las dos son profetisas: la diferencia es que Hulda inspiró la reforma que se realizó en tiempo de Josí­as, y Noadí­as contribuyó a obstaculizar la que se realizó en tiempo de Nehemí­as. Hulda era un profetisa auténtica, Noadí­as era falsa. Hulda hablaba inspirada por el Espí­ritu; en el caso de Noadí­as lo que decí­a era un mero producto de su imaginación.

Los profetas y profetisas recibí­an su inspiración de Dios, pero estaban además sometidos a su temperamento natural, a su disposición y al efecto de su propia formación voluntaria y personal. Sabemos, por ejemplo, que habí­a escuelas de profetas y que la música ocupaba una parte importante en ellas.

Este aspecto mediato de La profecí­a (en oposición al inmediato o divino) daba por resultado la aparición de profetas falsos. Eran hombres y mujeres que eran por naturaleza excitables, entraban en estados de fervor exacerbado, y que iban por el paí­s, con este estado de ánimo, imitando las palabras de Dios. Aun hoy vemos conversiones de este tipo, llenas de éxtasis y frenesí­, en que todo es entusiasmo, espuma que es el mero producto subjetivo o una exacerbación aguda de la imaginación.

Hemos de considerar a Noadí­as como una mujer de este tipo. Pero, esta caracterí­stica la hací­a una mujer peligrosa. Esta mujer pseudo piadosa y nerviosamente excitable producí­a gran impresión por su pasión y celo, por su sinceridad. Las masas eran arrastradas a creer que ofrecí­a una revelación divina. Cuando ayudaba con sus exhortaciones a los aviesos planes de Tobí­as y Sanbalat, para estorbar la reforma de Nehemí­as, su palabra era efectiva.

La situación, en lo esencial, puede reducirse a lo siguiente. Este era el razonamiento, podemos suponer de Noadí­as: “El Templo está en ruinas y los muros de Jerusalén destruidos. Es necesario instituir una reforma y esto es lo que intenta Nehemí­as. Pero la voluntad de Dios es hacerla a su debido tiempo no ahora. Ahora quiere que pasemos un periodo de humillación y disciplina, pues ésta es la maldición y castigo de Dios. Hemos, pues, de aceptar esta carga de Dios contentos y de buena voluntad, pues es el resultado de nuestros pecados. La reforma inmediata son meros esfuerzos humanos, no los planes divinos. Dios estorbará estos esfuerzos y Nehemí­as caerá a cuchillo si prosigue con su orgullosa reforma.”
Esto parecí­a a muchos un lenguaje piadoso. “Apartaos de los esfuerzos humanos, son el fruto del orgullo. Dios hará su reforma, ésta es La que necesitamos, no la de los hombres.”
Nehemí­as no hizo caso alguno de sus admoniciones. A un profeta de Baal se le habrí­a opuesto por La espada. Pero esta falsa charla pseudo piadosa eran causa de desánimo para el pueblo, e incluso socavaba probablemente su propio ánimo. No entro en controversias con Noadí­as. Procuro evitar las asechanzas y lazos de Tobí­as y Sanbalat, y oro contra todos ellos: “Acuérdate, Dios mí­o, de Tobí­as y de Sanbalat…”
La oración fue contestada. El muro terminado. La reforma fue llevada a su cabo. En toda reforma hay en la Iglesia almas pseudo mí­sticas que se oponen a su progreso. Las habí­a en abundancia en la Reforma del siglo XIV, que obstaculizaban la labor de los héroes de la fe de entonces. Las hay incluso ahora. El arma más efectiva contra todos ellos es la oración.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión:
1. ¿Qué comparación podemos hacer entre Hulda y Noadí­as?
2. ¿Cómo venció Nehemí­as a Noadí­as? ¿Podemos usar hoy las mismas armas?
3. ¿Qué aprendemos de este estudio?

Fuente: Mujeres de la Biblia

(Jah Ha Acudido a la Cita; Jah Se Ha Encontrado por Cita).

1. Hijo de Binuí­. Levita que ayudó a hacer un inventario de la plata, el oro y los utensilios para el templo al cuarto dí­a de la llegada de Esdras a Jerusalén, en el año 468 a. E.C. (Esd 8:32, 33.)

2. Profetisa a la que se menciona por nombre porque en el año 455 a. E.C. intentó detener la reconstrucción de los muros de Jerusalén intimidando a Nehemí­as. (Ne 6:14.)

Fuente: Diccionario de la Biblia