RESTITUCION, RECONSTITUCION

El ideal de la restitución o reconstitución del orden social y económico se expresa de forma intensa en los textos del año sabático* y jubilar (jubileo*), por los que se exige que las propiedades vuelvan (cada siete o cuarenta y nueve años) a sus dueños primitivos. También la apocalí­ptica* implica un ideal de reconstitución o retorno de los hombres y mujeres al orden primigenio de la creación, de manera que la escatologí­a viene a interpretarse como una recuperación de la protologí­a. En esa lí­nea se suelen citar varios textos significativos del Nuevo Testamento. Conforme a una opinión recogida por Mt 17,11, antes del final tiene que venir Elias y reconstruir todas las cosas, para disponer de esa manera la llegada del Mesí­as (cf. Eclo 48,10). Avanzando en esa lí­nea, los discí­pulos de Hch 1,6 preguntan a Jesús si ha llegado el tiempo en el que se deben reconstruir todas las cosas; Jesús no quiere responder a esa pregunta, sino que enví­a a sus discí­pulos para que proclamen su mensa je en todo el mundo, “hasta que llegue la reconstitución de todas las cosas, que Dios habí­a anunciado por medio de los profetas” (Hch 3,21). Ese ideal de la reconstitución o apocatdstasis está en el fondo de varios textos programáticos de las cartas de la cautividad (Col 1,20-22 y Ef 2,16) e incluso en el mismo evangelio de Marcos, cuando habla de la svnteleia o culminación del tiempo (Mt 13,39-40.49; cf. Heb 9,26). Siguiendo en esa lí­nea, algunos de los grandes teólogos antiguos, como Orí­genes, han desarrollado una teorí­a universal de la reconstrucción de todos los seres, con lo que ello implica de salvación o integración en Dios de todos los hombres y mujeres, incluso de los pecadores. Se rompe, según eso, el esquema dualista del cielo y del infierno, de la salvación y la condena, de manera que el conjunto de la historia se integra, por caminos misteriosos, en el orden de la salvación de Dios. En ese trasfondo puede entenderse un texto clave de Pablo: “Porque así­ como en Adán mueren todos, así­ también en Cristo serán todos vivificados. Pero cada uno en su orden: la primicia, Cristo; luego los que son de Cristo, en su parusí­a; después el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya destruido todo principado, y todo poderí­o y potestad… Cuando le someta todo (al Padre), entonces también él mismo, el Hijo, se someterá al que le ha sometido todo, para que Dios sea todo en todos” (1 Cor 15,22-24.28). Pablo sabe ya que en Adán mueren todos y así­ añade que en Cristo resucitarán todos: alcanzarán la auténtica existencia, como don de gracia, en unidad con Dios (1 Cor 15,20-21): Primero Cristo, como primicia; después los que son de Cristo, en su parnsí­a; y entonces llegará el telos o culminación, entendida como victoria definitiva de Dios, con la destrucción de los poderes perversos (principados, poderí­os, potestades) y el sometimiento de todos los seres a Dios, por medio del Hijo, de manera que Dios sea panta en pasin, todo en todos (1 Cor 15,28). Esta afirmación, que aparece en el fondo de otros textos paulinos (“Dios es quien actúa todo en todos”; 1 Cor 12,6) y pospaulinos (como Ef 1,23 y Col 3,11), nos sitúa en el lí­mite de la experiencia bí­blica de la trascendencia, de manera que podrí­a decirse que Dios y el mundo constitu yen un tipo de unidad emergente. En esa misma lí­nea se puede situar la afirmación básica del mensaje de Pablo en Atenas: “pues en Dios vivimos, nos movemos y somos” (Hch 17,28). Estos pasajes y otros semejantes nos ponen en el punto de encuentro entre profecí­a israelita y experiencia de la unidad divina de todas las cosas, que los cristianos han podido evocar y desarrollar desde su experiencia de Jesús resucitado y desde las formulaciones de la encamación* de Dios en Cristo. Si Dios se ha encarnado en Cristo, todo puede y debe ser salvado Cf. A. Vogtle, Das Nene Testament nnd die Zukunft des Cosmos, Patmos, Dusseldorf 1970.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra