VIATICO

(provisiones para el camino).

Recepción de la Sagrada Comunión por enfermos graves.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

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Término latino que indicaba todo lo que se suele necesitar y proporcionar para un camino o ví­a. Se empleaba la expresión en los viajes por las muchas que existí­an en el Imperio romano. Los viajeros, peregrinos, comerciantes, mensajeros o simples caminantes llevaban provisiones o dinero para llegar a su destino. Desde el siglo III hay textos patrí­sticos que aplicaron el término a la Eucaristí­a que se conserva en los templos y en las casas para los enfermos, presos y, sobre todo, moribundos. La primera vez que aparece escrito es en el Concilio de Nicea (canos 13) en el 325. Los textos luego se repiten: Concilio de Cartago, Eusebio de Cesarea, S. Justino, etc.

La comunión por viático tuvo desde antiguo cierta solemnidad y abundante acompañamiento. Solí­a llevarla el Obispo o un diácono de especial dignidad. Los cristianos acompañaban las sagradas especies procesionalmente y oraban por el moribundo que las recibí­as.

Esta costumbre se ha mantenido hasta nuestros dí­as, en que el ajetreo de la vida moderna en muchos lugares no permite excesivas procesiones públicas. Ahora el viático, o comunión llevada a los enfermos, se hace en forma reservada y discreta. Pero el espí­ritu de la Iglesia sigue siendo el resaltar el carácter eclesial y comunitario de la despedida, lo cual consta en la Ley eclesial. (C.D.C. cc. 911 y 922)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(v. Eucaristí­a, unción de los enfermos)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

Literalmente el término “viático” designa las provisiones para el viaje.

Algunas veces los Padres de la Iglesia designan con este término la eucaristí­a, entendida como el alimento espiritual de nuestro caminar por este mundo. Pero ordinariamente el viático es el sacramento de la eucaristí­a que se da a los moribundos a punto de pasar de este mundo al otro.

La Iglesia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesús, desempeña un ministerio de aliento entre los enfermos.

Sacramento universal de salvación, rodea de afectuosos cuidados a los que se ven afligidos por la debilidad humana; realiza obras de misericordia, colabora en la lucha contra la enfermedad, dice palabras de salvación e invita a dar un significado salví­fico al sufrimiento. En el momento en que el enfermo vive la experiencia más dramática de su existencia, la Iglesia se le acerca alentando su fe en la eternidad. Después de la reconciliación de sus pecados en el sacramento de la penitencia, y después de la unción (ver Unción de los enfermos), la Iglesia le da el viático. El orden ritual al final de la vida reproduce el de la iniciación (bautismo, confirmación, eucaristí­a). La eucaristí­a es real y plenamente el fin y la culminación. De esta manera, en el paso de esta vida a la otra el viático del Cuerpo y de la Sangre de Cristo da fuerzas al fiel y le ofrece la prenda de la resurrección (cf. Jn 6,54). El Ritual recomienda recibirlo durante la misa, de manera que el enfermo pueda comulgar bajo las dos especies: la comunión en forma de viático es realmente un signo especial de la participación en el misterio que se celebra en el sacrificio de la misa, el misterio de la muerte del Señor y de su paso al Padre.

La eucaristí­a es siempre una realidad intermedia o una convocatoria parcial entre el banquete pascual de Jesús y la fiesta universal de todos los pueblos, a la que necesariamente remite y prepara. Es proclamación de la muerte victoriosa del Señor “hasta que vuelva” (1 Cor 1 1,26). La resurrección de Cristo inaugura ya el nuevo mundo del futuro y en su humanidad glorificada ha comenzado va la transfiguración del cielo nuevo y (le la tierra nueva.

Por esto, ya desde la primera generación cristiana, participar en la eucaristí­a quiere decir recibir un “germen de inmortalidad”, un “antí­doto contra la muerte”, un ius ad gloriam incluso para nuestro cuerpo, en una palabra, la prenda y las arras de la resurrección y de la transfiguración final.

Y precisamente por la referencia pascual conviene que en la celebración del viático el fiel renueve la fe de su bautismo, en el que recibió la adopción de hijo de Dios y se hizo coheredero de la vida eterna prometida.

Todos los bautizados que puedan recibir la comunión y se encuentren en peligro de muerte están obligados por precepto a recibir el viático. Y se puede finalmente recordar que la finalidad primera y original de la conservación de la eucaristí­a en la Iglesia fuera de la misa es la administración del viático a los moribundos.

R. Gerardi

Bibl.: Ritual romano. Sacramento de la unción y cura pastoral de los enfermos, Roma 1974;, M, Righetti, Historia de la liturgia, 11, BAC, Madrid 1956. 489-501; AA. VV Los sacramentos de los enfermos, PPC, Madrid 1976.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico