Predicas Cristianas | Estudios Biblicos
Eclesiastés 2:11
Hace unos años escuché una canción cuya letra transmitía melancolía y sentimientos de nostalgia. Luego de oírla toda, sentí curiosidad e indagué un poco más en internet sobre qué había motivado a su autora (la canción fue compuesta e interpretada por una mujer) a escribir tal lírica tan triste, y me encontré con la siguiente historia que voy a contar brevemente y quizá sin utilizar las palabras textuales que utilizó la compositora, a quien llamaré Helena.
Contaba ella que, desde su temprana adolescencia estaba enamorada de un chico. Prácticamente crecieron juntos y ese sentimiento se iba fortaleciendo con el paso de los años. Un día, llegó el anhelado momento de la graduación de la secundaria. Por lo general es un tiempo muy alegre y de ilusión para los graduandos así como también para sus familias. Allí estaba Helena y también el chico de quien estaba enamorada. Relata ella que, el chico salió del lugar donde se estaba llevando a cabo la graduación para ir a comprar un cigarro. De repente, se escuchó un freno brusco de un automóvil, seguido por el afán de las personas por ver qué había ocurrido. Y sí, se confirmó el peor de los augurios, la víctima de este accidente había sido el chico a quien Helena amaba tanto. Él no sobrevivió al impacto y su vida concluyó allí.
Helena entonces compuso su canción basada en sus recuerdos y en el anhelo de poder volver a tener al lado a esta persona a quien tanto quiso, pero que jamás volvería a ver.
En esta oportunidad, el propósito de estos estudios bíblicos es que reflexionemos sobre nuestra vida, y la motivación que tenemos para vivir nuestro día a día.
I. Recordemos que la vida es pasajera
La historia indudablemente es triste pero nos recuerda una verdad: algún día, todos nosotros tendremos que morir. Uno diría que a ésta persona le tocó muy pronto, pero es que nadie tiene comprado el billete para vivir hasta la vejez.
A. Todos tenemos un final.
El Rey Salomón, uno de los hombres más sabios que registra la Biblia, dijo en el libro de Eclesiastés capítulo 2 verso 16 que “también morirá el sabio como el necio.”
B. Nada nos podremos llevar. Eclesiastés 5: 15.
Volviendo a la historia de Helena, podríamos suponer que este muchacho tenía sueños, expectativas, ilusiones… quizá iba a tener una profesión y haría muchas cosas importantes en la vida; pero aunque lo hubiese logrado, hay una verdad que no podemos ignorar: nada nos llevaremos de este mundo.
Muchos se levantan cada día con su mente puesta en su trabajo, en sus negocios, en sus problemas, en fin, en miles de cosas, y muy a menudo nos olvidamos de que todo esto un día pasará. Nos iremos y todo seguirá aquí sin nosotros.
II. La motivación puesta solo en los afanes de este mundo
La motivación es como el motor de un vehículo: es lo que da la fuerza para moverse en dirección a una meta específica. Muchos tienen como motor de su vida las siguientes cosas:
A. Obtener riquezas.
Si hay algo que motiva a las personas es tener muchas riquezas. Querer, tener, y poder es la fantasía de muchos. Cada mañana es entonces el inicio de una carrera frenética para alcanzar dicho estatus y sentirse realizado. Pero el mismo Rey Salomón, con la sabiduría que Dios le dio, dijo: “el que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.” Eclesiastés 5: 10.
Tener dinero en sí no es malo. Pero no conviene amarlo sobre todas las cosas y tenerlo como objetivo primario en la vida.
B. Disfrutar de los placeres. Eclesiastés 2: 1-2.
No hace falta tener mucho dinero para disfrutar de los placeres de la vida. Por eso, esta es una motivación que puede estar aparte del querer obtener riquezas como objetivo primordial en la vida.
Muchas personas se levantan cada mañana pensando en cómo saciarán su apetito sexual, o sus deseos de embriagarse, o sus intensas ganas de hacer algo que les satisfaga completamente. Ese es su motor, la razón por la que despiertan cada día.
C. Hacerse un espacio en la historia. Eclesiastés 2: 4-11.
Hay por otro lado muchos académicos, científicos, y personas con una vocación marcada hacia algún tipo de labor que al ser preguntados sobre su mayor logro en la vida responden: quiero hacer historia. El pasaje mencionado de Eclesiastés habla de cómo el Rey Salomón evaluaba todo lo que había hecho durante su vida y durante su reinado, y el verso 11 registra las siguientes palabras: “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.”
III. La motivación puesta en los intereses de Dios
Dicho de otra forma y como la Biblia misma lo define, sería poner la motivación en ‘las cosas de arriba’.
Hemos venido diciendo en estos estudios bíblicos que, teniendo en cuenta que esta vida es corta y que pasaremos a la eternidad algún día, lo mejor que podemos hacer es entonces hacer nuestro tesoro en el cielo, es decir, que nuestra motivación de cada día esté directamente relacionada con los intereses de Dios. ¿Cómo puedo saber si mi motivación está en los intereses de Dios?
A. Buscar primero Su reino. Mateo 6: 33.
Buscar el reino de Dios se puede resumir en hacer que Él sea nuestro rey, es decir, que gobierne nuestras vidas y estemos sometidos a Él. No permita que el dinero, los placeres ni otras cosas gobiernen su vida. Que sea Dios, quien lo creó a usted y a mí, quien rija nuestro destino, ¡Seguro que nuestro futuro estará asegurado!
B. Servir a Dios. Mateo 25: 22-23.
Dios nos ha dado talentos para servirle. Servir a Dios debe ser algo que nos motive profundamente ya que Él vino a servirnos también y a salvarnos. Como agradecimiento y tributo, debemos servir a Dios y Él recompensará por la eternidad a quienes trabajan para él.
Conclusión
Necesitamos motivación para levantarnos cada mañana, de eso no hay duda. Pero también es indiscutible que la mejor motivación para despertarnos cada día es aquella en la que Dios está presente. Tener a Dios como nuestro rey y servirle deben ser dos ingredientes imprescindibles en nuestro diario vivir ya que al llevar un estilo de vida así, estaremos acumulando tesoros en la eternidad.
Uno de los propósitos de estos estudios bíblicos es entender que no está mal que queramos triunfar en la vida, conseguir cosas importantes y ser exitosos. Pero que siempre esté Dios primero y nunca dejemos de servirlo.