Cristo no tiene la intención de que tomemos esta instrucción literalmente. Jesús no quiere que los pecadores se vuelvan discapacitados físicamente. Debido a que el pecado comienza en la mente, el ojo, la mano o el pie no pueden pecar por sí mismos. Incluso sin estas partes del cuerpo, una persona aún puede pecar.
Nuestro Salvador a menudo emplea figuras retóricas en Su predicación. Aquí, simplemente está usando partes del cuerpo para dilucidar un principio importante: que un cristiano no debe tolerar el pecado en su vida. Una vez que un pecado se hace evidente, debemos tomar medidas inmediatas para eliminarlo de nuestra vida. Usando el sorprendente ejemplo de la amputación, Cristo también ilustra que el proceso de vencer el pecado puede ser tan doloroso como perder un brazo, una pierna o un ojo. En última instancia, es mucho mejor renunciar a un placer pecaminoso que perder la salvación ( Hebreos 11:23-26 ). El apóstol Pablo amplía la instrucción de Jesús en Colosenses 3:1-17 .