No, Dios no ama a Satanás, y nosotros tampoco deberíamos. Dios no puede amar lo que es malo y profano, y Satanás encarna todo eso. Él es el enemigo ( 1 Pedro 5:8 ); el maligno ( Mateo 6:13 ); el padre de la mentira y homicida ( Juan 8:44 ); el acusador del pueblo de Dios ( Apocalipsis 12:10 ); el tentador ( 1 Tesalonicenses 3:5 ); orgulloso, malvado y violento ( Isaías 14:12-15 ); un engañador ( Hechos 13:10 ); un intrigante ( Efesios 6:11 ); un ladrón ( Lucas 8:12); y muchas mas cosas malas. Él es, de hecho, todo lo que Dios odia. El corazón de Satanás está fijo y confirmado en su odio a Dios, su juicio es final y su destrucción es segura. Apocalipsis 20 describe el plan futuro de Dios para Satanás, y el amor por Satanás no tiene parte en él.
El mandato de Jesús de que amemos a nuestros enemigos ( Mateo 5:44 ) está destinado a gobernar las relaciones interpersonales en este mundo. Amamos a Dios y amamos a las personas (incluso a nuestros enemigos), quienes están hechos a la imagen de Dios. Los ángeles no están hechos a la imagen de Dios. Nunca se nos dice que amemos a los santos ángeles, y ciertamente nunca se nos dice que amemos a los ángeles malos.
Ya que Satanás es todo lo que es antitético al Dios que amamos, no podemos amar a Satanás. Si amáramos a Satanás, nos veríamos obligados a odiar a Dios, porque la santidad es lo opuesto al pecado.
Dios ya ha determinado que no habrá perdón para Satanás; somos los objetos del amor sacrificial de Dios, mostrado en la cruz. Mientras Dios amorosamente redimía a la humanidad, estaba poniendo a Satanás “para vergüenza abierta” ( Colosenses 2:15 ). El juicio de Dios sobre Satanás será parte de Su gran amor por nosotros.