La Biblia revela que debemos diezmar sobre el aumento que recibimos, es decir, el resultado de nuestro esfuerzo productivo ( Levítico 27:30-33 ; Deuteronomio 14:22 ). Por lo tanto, una persona que trabaja por un salario diezmaría una décima parte del monto total de su salario, antes de que se eliminen los impuestos sobre la renta, el seguro social u otras deducciones.
Los ingresos sujetos a diezmos también incluyen fuentes tales como ganancias de capital de propiedades de inversión, dividendos de acciones e intereses de cuentas bancarias. No incluye beneficios de seguridad social, pensiones de asistencia social, regalos o préstamos que deben ser reembolsados.
Un agricultor o una persona en un negocio debe diezmar sobre los ingresos de su negocio o cosechas después de deducir los gastos operativos (pero no los gastos personales de subsistencia ni los impuestos personales). Además, el valor de los productos usados del jardín o del campo debe incluirse en el cálculo del ingreso total, porque no debemos omitir el pago de los diezmos de esa parte ( Mateo 23:23 ). El valor de los productos de la huerta debe calcularse de acuerdo con el precio al por mayor, el precio que uno recibiría si los vendiera.