Introducción. Es encomiable que deseemos sacar provecho del estudio del libro más grande que el hombre jamás haya conocido, la Biblia. Toda la confusión, división y malentendidos es evidencia de la necesidad de estudiar las Escrituras apropiadamente.
Acérquese a la Biblia con la actitud correcta. Debemos ser conscientes de su importancia – base de fe, santificación, y será norma de juicio (Rom. 10: 17, Juan 17: 17, Juan 12: 48). Para ser buenos estudiantes debemos tener una mente abierta (Hechos 17: 11), estudiar con fe (Hechos 27: 25) y estudiar con determinación para llevar a cabo la enseñanza de la Biblia (Hechos 10: 33-48).
Debemos dividir correctamente las escrituras. Las Escrituras se caracterizan por su simetría, secuencia y organización. Cuando la gente se acerca a la Biblia al azar, el caos es inevitable. Pablo enseñó a Timoteo a “usar bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2: 15, NVI). Hay una serie de períodos de tiempo en la Biblia (períodos relacionados con el sacrificio de animales, etc.). También hay que reconocer la Antigua y la Nueva Alianza con su enseñanza endémica (Heb. 7; 8).
Cumplimiento de las reglas básicas de estudio. Hay diligencia y trabajo involucrados en el estudio provechoso de las Escrituras (2 Timoteo 2: 15). Las palabras deben ser entendidas y observadas, el contexto, el tema general de un libro dado debe ser conocido. Observe siempre quién habló, a quién habló, las circunstancias prevalecientes, las costumbres pertinentes y considere los versículos relacionados. El método general de estudio determinará la creencia resultante. Siempre, entonces, emplee el método inductivo – tomando todo lo dicho sobre un tema dado y llegando a una conclusión forzada (deducción).
Conclusión. Debemos probar todas las cosas y retener lo bueno (1 Tesalonicenses 5:21). No podemos esperar el cielo si añadimos o quitamos de la palabra de Dios (Ap. 22: 18, 19). Debemos tener cuidado de no abusar de las escrituras (ver 2 Pedro 3: 16).