La principal responsabilidad de todas las mujeres casadas debe ser el hogar y la familia, incluso si también tienen trabajos externos. Recomendamos especialmente que las madres de niños pequeños no trabajen fuera de casa. Tito 2:4-5 nos dice que a las mujeres jóvenes se les debe enseñar a ser “discretas, castas, amas de casa , buenas, obedientes a sus propios maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.
No obstante, puede haber momentos en que el esposo no pueda brindar el apoyo adecuado debido a una enfermedad u otras circunstancias atenuantes. Entonces podría ser necesario que la esposa consiga un trabajo por un tiempo para mantener a la familia.
Sin embargo, la felicidad y seguridad que resulta de que una mujer sea esposa y madre no debe ser sacrificada por un poco de dinero extra y algunas posesiones materiales. El principio a tener en cuenta es que cualquier trabajo externo que impida que una mujer desempeñe adecuadamente sus responsabilidades en el hogar no vale la ganancia monetaria que puede recibir a cambio.