La evolución enseña que la creación del universo fue autogenerada; que simplemente “sucedió” (Teoria del Big Bang). También enseña que la humanidad “evolucionó” durante eones de tiempo que separan el “big bang” desde el comienzo de la familia humana. Estas dos ideas pueden ser fácilmente refutadas por las siguientes evidencias bíblicas:
En Romanos 1:20, el inspirado apóstol Pablo afirma que el “mundo” (Grk. kosmos – universo) fue “hecho” (cf. Juan 1:3,10). La palabra griega traducida “hizo” es la palabra ginomai, comenzar a ser, es decir, a llegar a existir, oa cualquier estado, como implicando el origen ya sea por causas naturales oa través de una agencia especial; por lo tanto, llegar a ser, llegar a suceder (Bullinger’s Lexicon To The Greek NT, 1982, p. 473).
Pablo está diciendo que el universo no es eterno (2 Pedro 3:10; cf. Salmo 102:25-26; Isaías 51:6; Mateo 24:35); no fue autogenerado. El cosmos (lo que se ordena) es un “efecto” que apunta a un Ser Supremo.
El Creador del universo (Cristo – Juan 1:3,10; Efesios 3:9; Colosenses 1:16; Hebreos 1:2) Él mismo declaró en Marcos 10:6 que el hombre y la mujer (“macho y hembra”) existían “desde el principio de la creación.” Por lo tanto, puede señalar a las personas que creen en la teoría de la evolución los siguientes hechos de las evidencias bíblicas anteriores: (1) Una creación ordenada exige un Creador; (2) La humanidad ha existido desde el comienzo de la creación; no hay evidencia para corroborar la evolución.