La promesa de que los creyentes serán resucitados y vivirán en la presencia de Dios para siempre

Lo que la Biblia enseña sobre la muerte y cómo podemos encontrar consuelo y esperanza en esta realidad

La promesa de que los creyentes serán resucitados y vivirán en la presencia de Dios para siempre es un tema central en la fe cristiana. Esta promesa se basa en la enseñanza bíblica sobre la vida eterna y la resurrección de los muertos. Aquí hay algunos puntos clave relacionados con esta promesa:

  1. Vida eterna: Jesús prometió vida eterna a aquellos que creen en él. En Juan 3:16, Jesús dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. La vida eterna implica una relación eterna con Dios y una existencia sin fin en su presencia.
  2. Resurrección de los muertos: Los creyentes tienen la esperanza de la resurrección de los muertos. En 1 Corintios 15:20-22, el apóstol Pablo escribe: “Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. La resurrección es la promesa de que aquellos que han muerto en Cristo serán levantados a una vida gloriosa y aquellos que estén vivos en su venida serán transformados.
  3. Presencia de Dios: La promesa de vida eterna incluye la bendición de vivir en la presencia de Dios. Apocalipsis 21:3 describe este aspecto de la vida eterna, diciendo: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. En la vida eterna, los creyentes disfrutarán de una comunión perfecta y continua con Dios.
  4. Redención completa: La resurrección y la vida eterna en la presencia de Dios representan la redención completa de los creyentes. En Romanos 8:23, el apóstol Pablo habla de cómo anhelamos la redención de nuestros cuerpos: “Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. La resurrección y la vida eterna significan que seremos completamente liberados de la corrupción y disfrutaremos plenamente de la salvación en todos los aspectos de nuestra existencia.

La promesa de que los creyentes serán resucitados y vivirán en la presencia de Dios para siempre es una fuente de esperanza y consuelo en la fe cristiana. La vida eterna y la resurrección de los muertos son parte integral de la enseñanza bíblica y nos aseguran una relación eterna con Dios y una existencia gloriosa en su presencia. Esta promesa nos anima a vivir con confianza y gozo, sabiendo que nuestro destino final es estar en comunión con Dios para siempre.