El evangelista Felipe fue a predicar a Samaria, y proclamó la Palabra de Dios de manera poderosa, hasta convertir a Simón el hechicero. Felipe poseía habilidades para obrar milagros, como se ve en Hechos 8: 6, 7, 13, y luego sabemos que un apóstol le había puesto las manos encima para darle tal regalo. Algunos hombres han negado esto, ya que sostienen que tales poderes son para nuestro tiempo, y que alguien con algo de este poder podría transmitirlo a otros. Hechos 19:6 y 2 Timoteo 1:6 verifican el punto de que un apóstol tenía que imponerle las manos a uno para otorgar dones espirituales. Encontramos más verificación aquí en Hechos 8, cuando notamos que Felipe poseía tales poderes, pero ahora, cuando Dios quiere que algunos de los cristianos samaritanos reciban estos beneficios, ¿qué se hace? Los apóstoles enviaron de entre ellos a Pedro y Juan, y les impusieron las manos para que recibieran el Espíritu Santo (vv. 14-18). ¡¡¡Tomó las manos de un apóstol!!!
EL SUDOESTE, 7 de junio de 1989