En una ocasión, cuando Pablo estaba predicando el evangelio en la ciudad de Éfeso, cierto grupo de vagabundos trató de emular a Pablo y se encargó de expulsar un demonio. Cuando estos hombres trataron de hacer tal cosa, el espíritu maligno se volvió contra ellos y dijo: “Conozco a Jesús, y conozco a Pablo; pero quien eres?” (Hechos 19:15).
“¿Quién eres?” Esta es una pregunta tan simple, pero profunda al mismo tiempo. En su forma más sencilla, solemos responder que somos tal y cual que trabajamos aquí y vivimos allá. Para la mayoría, esa es la medida en que desean saber quiénes somos; pero ¿estamos personalmente satisfechos con conocernos a nosotros mismos de una manera tan superficial? Espero que no. Hay mucho más que debemos saber sobre nosotros mismos además de nuestro nombre y dónde trabajamos.
“¿Quién es usted?” Cuando buscamos responder a esta pregunta de una manera más profunda, podemos comenzar a examinar algunas de las relaciones que tenemos y mirarnos a nosotros mismos a la luz de esas relaciones. “Soy esposo, esposa, padre, madre, hijo, hija, abuelo, abuela, tío, tía, primo, suegro” y en la lista podría ir. Incluso podemos empezar a enumerar las relaciones que tenemos fuera de nuestra familia. “Soy jefe, empleado, maestro, carpintero, ingeniero, predicador, chef, administrador, asistente,” y etc. Sin embargo, incluso en este nivel, todavía estamos arañando la superficie en cuanto a quiénes somos.
“¿Quién es usted?” Profundicemos aún más para encontrar la respuesta a esta pregunta. Podemos, en respuesta a esta pregunta, comenzar a discutir algunos de nuestros rasgos de carácter, ya sean buenos o malos. “Soy honesto, confiable, trabajador, amable, generoso, veraz, amoroso, limpio, sobrio, servicial” y etc. Sin embargo, otros pueden mirarnos y tener una forma diferente de describirnos. Pueden decir: “Él es engañoso, indigno de confianza, perezoso, mezquino, odioso, tacaño, sucio, egoísta” y etc. El tipo de lista que hacemos depende del tipo de vida que vivimos y el tipo de vida que vivimos depende de las creencias que tenemos. Pero aun así, mientras profundizamos en esta pregunta, aún hay más.
“¿Quién eres?” Cuando nos despojamos de todo lo que pensamos de nosotros mismos y de lo que todos los demás piensan de nosotros, solo nos queda una respuesta. “Soy la creación de Dios.” La Biblia enseña que el hombre está hecho a imagen de Dios (Génesis 1:27). Esto significa que él es una creación única y especial de toda la creación de Dios. Desde el momento de nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, vivimos para hacer una vida que sea digna de nuestra creación y Creador. Así podemos vivir nuestra vida para glorificar y honrar a nuestro Creador. O bien, podemos elegir vivir de tal manera que nos rebelemos contra Él y nos avergüencemos y deshonremos. Quizás una pregunta mayor que la pregunta “¿Quién eres?” es la pregunta “¿Quién quieres ser?”
Para responder a esa pregunta digo, “Quiero ser cristiano.” Ser cristiano significa que volvemos a nuestra creación, a vivir a imagen de Dios. Podemos saber cómo vivir a la imagen de Dios porque Dios nos ha mostrado Su imagen en Su Hijo, Jesús. 2 Corintios 4:4 y Hebreos 1:3 nos dice que Cristo es la imagen de Dios. Y Colosenses 3:10 nos dice que cuando nos convertimos en cristianos nos ponemos a la imagen de Cristo. Por lo tanto, ser cristiano es vivir a imagen de Cristo y, por lo tanto, vivir a imagen de Dios. Si quieres vivir como Dios te ha creado, entonces serás cristiano.
“¿Quién eres?” Soy cristiano. No se requieren descripciones adicionales. Si soy verdaderamente cristiano, entonces los demás van a saber lo que soy en relación con Dios; van a saber lo que soy moralmente; van a saber lo que soy en mi relación con mi familia; van a saber lo que soy en el ámbito laboral; van a saber lo que soy sin importar lo que haga o donde viva. Ese nombre lo dice todo; Soy cristiano y espero que elijas serlo también.