Las creencias de la gente acerca de Satanás van desde lo tonto hasta lo abstracto: desde un pequeño hombre rojo con cuernos que se sienta en tu hombro instándote a pecar, hasta una expresión que se usa para describir la personificación del mal. La Biblia, sin embargo, nos da un retrato claro de quién es Satanás y cómo afecta nuestras vidas. En pocas palabras, la Biblia define a Satanás como un ser angelical que cayó de su posición en el cielo debido al pecado y ahora se opone por completo a Dios, haciendo todo lo que está a su alcance para frustrar los propósitos de Dios.
Satanás fue creado como un ángel santo . Isaías 14:12 posiblemente da el nombre de Satanás antes de la caída como Lucifer. Ezequiel 28:12-14 describe a Satanás como un querubín creado, aparentemente el ángel más alto creado. Se volvió arrogante en su belleza y estatus y decidió que quería sentarse en un trono por encima del de Dios ( Isaías 14:13-14 ; Ezequiel 28:15 ; 1 Timoteo 3:6 ). El orgullo de Satanás lo llevó a su caída. Fíjate en las muchas declaraciones de “yo quiero” en Isaías 14:12-15 . Debido a su pecado, Dios removió permanentemente a Satanás de su posición y rol exaltados.
Satanás llegó a ser el gobernante de este mundo y el príncipe de la potestad del aire ( Juan 12:31 ;2 Corintios 4:4 ; Efesios 2:2 ). Es un acusador ( Apocalipsis 12:10 ), un tentador ( Mateo 4:3 ; 1 Tesalonicenses 3:5 ) y un engañador ( Génesis 3 ; 2 Corintios 4:4 ; Apocalipsis 20:3 ). Su mismo nombre significa “adversario” o “el que se opone”. Otro de sus títulos, el diablo, significa “calumniador”.
Aunque fue expulsado del cielo, todavía busca elevar su trono por encima de Dios. Falsifica todo lo que Dios hace, con la esperanza de obtener la adoración del mundo y fomentar la oposición al reino de Dios. Satanás es la fuente última detrás de cada culto falso y religión mundial. Satanás hará cualquier cosa y todo lo que esté a su alcance para oponerse a Dios ya los que siguen a Dios. Sin embargo, el destino de Satanás está sellado: una eternidad en el lago de fuego ( Apocalipsis 20:10 ).