Reflexión sobre cómo este nombre de Dios afecta nuestra relación con Él: Yo Soy el que Soy

Yo Soy el que Soy

El nombre de Dios revelado como “Yo Soy el que Soy” (אֶהְyeh אֲשֶׁר אֶהְyeh) en Éxodo 3:14 tiene varias implicaciones que pueden afectar profundamente nuestra relación con Dios. Aquí hay algunas reflexiones sobre esto:

  1. Confianza en la Inmutabilidad de Dios: Si Dios es “Yo Soy el que Soy”, entonces es inmutable, constante y siempre fiel. En medio de las vicisitudes y los cambios de la vida, podemos confiar en la constancia de Dios. Su carácter y sus promesas no cambian.
  2. Relación con un Dios Personal: “Yo Soy el que Soy” implica la autoexistencia y la autosuficiencia de Dios, pero también que Dios es un ser personal que se revela a sí mismo y busca una relación con nosotros. No es una fuerza impersonal o una idea abstracta, sino un Dios que está presente y activamente involucrado en nuestras vidas.
  3. Reverencia por la Santidad de Dios: La revelación del nombre de Dios a Moisés también vino con la indicación de que Moisés estaba parado en tierra santa (Éxodo 3:5). Este es un recordatorio de la santidad y la majestuosidad de Dios. Dios es totalmente otro y diferente a nosotros, y merece nuestra reverencia y asombro.
  4. Confianza en la Provisión de Dios: Dios reveló su nombre a Moisés en el contexto de la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. Este nombre puede darnos confianza en que Dios ve nuestras luchas y sufrimientos y actuará para proveer y liberarnos en nuestra necesidad.
  5. Compromiso de Vivir en Verdad: Finalmente, si Jesús es la encarnación de “Yo Soy”, y él es “el camino, la verdad y la vida”, entonces estamos llamados a vivir en esa verdad. Esto significa seguir a Jesús, creer en él y permitir que su vida y sus enseñanzas formen nuestra vida y relaciones.

En resumen, el nombre “Yo Soy el que Soy” puede profundizar y transformar nuestra relación con Dios, ya que nos lleva a confiar en su constancia, a apreciar su presencia personal, a reverenciar su santidad, a confiar en su provisión y a comprometernos a vivir en su verdad.