Introducción. Nunca antes en más de treinta años de predicación había sido testigo de un desprecio tan flagrante por Dios y la Biblia. No solo gran parte de Estados Unidos le ha dado la espalda a la enseñanza bíblica, sino que también la religión organizada ha llegado a creer cada vez más que la Biblia no es un libro autorizado.
La autoridad de la Biblia. ¡Los individuos y las religiones que se burlan de la autoridad del Libro de Dios están en rebelión contra Dios! Se nos ordena “hablar conforme a las palabras de Dios”, entender la voluntad de Dios y manejar correctamente la palabra de Dios (1 Pedro 4:11, Efesios 5:17, 2 Timoteo 2:15). La palabra de Dios es el medio para determinar a quién se une el cristiano (2 Juan 9-11).
La aplicabilidad de las Escrituras se ve en su integridad. La única fe, el sistema evangélico, ha sido entregado de una vez por todas (Judas 3, Efesios 4:4). Las Escrituras son “útiles para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 16, 17). Todo credo humano es condenado y constituye un culto vano (Mc 7, 1 ss.).
Lo que la Biblia dice que es correcto, es correcto hoy y lo que la Biblia dice que es incorrecto, es incorrecto hoy. Por ejemplo, la Biblia enseña hablar puro, poner las cosas espirituales en primer lugar y vivir una vida santa (Efesios 4: 29, Mateo 6: 33, 2 Corintios 7: 1). Mentir, robar y fornicar están tan mal hoy como lo estaban en el primer siglo (Ap. 21: 8, Ef. 4: 28, 1 Cor. 6: 18). Los pronunciamientos morales de Dios no son dispensacionales. “El camino de los transgresores es duro”, escribió el sabio (Prov. 13: 15). El hombre necesita desesperadamente guía porque el hombre no puede guiarse a sí mismo (Jeremías 10:23). Además, seremos juzgados por las palabras de Jesús (las Escrituras, Juan 12:48). ¡Sí, la Biblia se aplica a nuestros días!