ESDRAS, LIBRO DE

Así­ llamado porque Esdras es la persona principal que se menciona; también puede ser que haya sido su autor. No pretende ser í­ntegramente obra de Esdras, pero la tradición judí­a dice que fue escrito por él.

Los capí­tulos 7 a 10 están escritos en la primera persona singular, mientras que los acontecimientos en los cuales no participó están escritos en tercera persona.

El libro de Esdras continúa la narración después de los libros de Crónicas y registra el regreso de Babilonia y la reconstrucción del templo. El propósito del autor es mostrar cómo Dios cumplió la promesa dada por medio de los profetas de restaurar su pueblo exiliado a su propia tierra por medio de monarcas paganos, y levantó grandes hombres como Zorobabel, Hageo, Zacarí­as y Esdras para reconstruir el templo, reestablecer las antiguas formas de adoración y detener el acomodamiento con el paganismo. Excluye estrictamente todo material que no aporte a su propósito.

El perí­odo abarcado va del 536 a. de J.C., cuando los judí­os volvieron a Jerusalén, hasta el 458, cuando Esdras fue a Jerusalén para realizar sus reformas religiosas, aunque los años entre el 535-520 y el 516-458 prácticamente están en blanco.

El libro de Esdras consiste de dos partes. La primera (capí­tulos 1—6) es una narración del regreso de los judí­os de Babilonia bajo Zorobabel y la restauración de la adoración en el templo reconstruido; la segunda (capí­tulos 7—10) cuenta de un segundo grupo de exiliados que vuelve con Esdras y de las reformas religiosas de éste.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

En el †¢canon hebreo este libro figura entre los †œEscritos† (Ketuvim) como una unidad con †¢Nehemí­as. Así­ figura también en la †¢Septuaginta y en la Vulgata. Algunos eruditos sugieren que la división de E. y Nehemí­as fue introducida por Orí­genes. Lo mismo hizo más tarde Jerónimo, que denominó a los libros †œI y II E.†. La Vulgata, por otra parte, incluyó dos libros más con el nombre de E., ambos tenidos hoy como apócrifos, llamándolos †œIII y IV E.† El texto de E. y Nehemí­as se ha conservado muy bien. E. fue escrito en hebreo, con algunas porciones en arameo (Esd 4:8 al 6:18; 7:12-26).

Autor y fecha. El Talmud reconoce a †¢Esdras, un sacerdote y escriba, como el autor de E., Nehemí­as y los libros de Crónicas. Se han señalado varias razones de carácter histórico y literario que sugieren dudas sobre eso. Los libros en sí­ mismos no dicen especí­ficamente que fueran escritos por Esdras. Por eso algunos exégetas, cuando se refieren al autor de ellos, le llaman †œel cronista†, lo cual puede suponer o no que Esdras fuera el responsable de estas obras. En el caso especí­fico de E., sobre todo al observar que los capí­tulos del 7 al 9 están escritos en primera persona, es difí­cil contradecir la mencionada tradición judí­a que lo atribuye a Esdras, el sacerdote-escriba. Desde ese punto de vista, es posible que el libro fuera escrito alrededor del año 400 a. C.

Antecedentes históricos. El imperio caldeo, que habí­a destruido a Jerusalén y llevado muchos cautivos a †¢Babilonia, habí­a caí­do en manos de los persas. El triunfo del gran †¢Ciro sobre los caldeos se produjo en el año 539 a.C. Este rey desarrolló una polí­tica de tolerancia religiosa para con los pueblos conquistados. Parte de esa polí­tica fue su famoso edicto que dio permiso a los judí­os para que retornaran a su tierra si lo deseaban y reconstruyeran su †¢templo (Esd 1:2-4; Esd 6:3-5). Dentro de esta polí­tica general del reino, fue nombrado †¢Sesbasar, †œprí­ncipe de Judᆝ, probablemente hijo del último rey judí­o †¢Jeconí­as, para encabezar a los que quisieran retornar a Jerusalén, aunque el que aparece como verdadero lí­der fue †¢Zorobabel, nieto de Jeconí­as y sobrino de Sesbasar. Debe siempre recordarse que los libros de E. y Nehemí­as no fueron escritos manteniendo una secuencia cronológica. Son, más bien, una colección de apuntes, documentos y narraciones históricas. Eso hace que se presenten algunas dificultades incluso para determinar el orden de los acontecimientos. Algunos llegan a pensar que Nehemí­as vino a Jerusalén antes que Esdras.

Retorno del remanente. La intervención de Dios en la historia se muestra en la forma en que obró para que Ciro dictara su famoso decreto (†œDespertó Jehová el espí­ritu de Ciro rey de Persia†). Se entregan †œlos utensilios de la casa de Jehovᆝ a los exiliados que deseen regresar. Aquellos que se quedaron †œayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas† (Esd 1:1-11). Se establece la genealogí­a de los que regresan. La lista aparece en dos versiones: Esd 2:1-70 y Neh 7:6-73. Algunos son identificados por el nombre de su familia, otros por su lugar de origen. Se especifican los sacerdotes, levitas, cantores y porteros, sirvientes del templo y siervos de Salomón. Hubo un grupo de personas que †œbuscaron su registro de genealogí­as, y no fue hallado†, dejándose el asunto para resolverlo en consulta con Dios. Los exiliados se asientan †œen sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades† (Esd 2:1-70).

Inicio de los trabajos del templo. †¢Jesúa (o Josué) y Zorobabel †œcolocaron el altar sobre su base† y †œcomenzaron a ofrecer holocaustos a Jehovᆝ. †œDieron dinero a los albañiles y carpinteros†, trajeron comida y madera y, †œen el año segundo de su venida† echaron los cimientos del templo. El pueblo se alegra. Algunos lloran recordando la gloria del primer templo (Esd 3:1-13).

Dificultades para los trabajos. †œLos enemigos de Judá y de Benjamí­n† vinieron y se ofrecieron para participar en la obra. Su oferta fue rechazada. Entonces recurrieron a la intimidación. †œEl pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron† a funcionarios del gobierno persa †œpara frustrar sus propósitos†. Esta oposición se manifiesta de diversas maneras, incluyendo una carta-denuncia ante la corte que es contestada con una orden de que se suspenda la obra (Esd 4:1-24).

Ministerio de Hageo y Zacarí­as. Tras pasar unos quince años de inactividad en la reconstrucción, los profetas †¢Hageo (†œ¿Es para vosotros tiempo … de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?† [Age 1:4]) y Zacarí­as †œYo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa … y la plomada será tendida sobre Jerusalén† [Zac 1:16]) reavivan con sus oráculos el ánimo del pueblo para que continúen. Zorobabel y Jesúa, ayudados por estos profetas, †œcomenzaron a reedificar la casa de Dios†. Eso produce una investigación de parte de las autoridades persas que resulta en un informe a la corte. Allí­ se busca en los archivos y se encuentra el edicto de Ciro, y se ordena que se continúen los trabajos. Así­, la casa †œfue terminada† y se celebró una Pascua solemne (Esd 5:1-17; Esd 6:1-22).

Llegada de Esdras. Este sacerdote †œescriba diligente en la ley de Moisés† arriba a Jerusalén junto con otro grupo de exiliados. Vino con unas credenciales reales. Era, pues funcionario persa con autoridad para poner †œjueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo†. Se da la lista †œde aquellos que subieron† con él. Hicieron el viaje sin pedir protección militar al rey. Trajeron más dones reales y de la comunidad exiliada, los cuales entregaron en Jerusalén (Esd 7:1-28; Esd 8:1-36).

El problema de los matrimonios mixtos. Se informa a Esdras que muchos del remanente habí­an abandonado a sus mujeres judí­as, y se habí­an casado con extranjeras. Esdras se entristece y hace una oración de confesión. El pueblo se reúne y decide romper los matrimonios mixtos. Se nombra una comisión para estudiar el asunto †œy terminaron el juicio de todos aquellos que habí­an tomado mujeres extranjeras†. Se da la lista de los lí­deres que habí­an realizado esas uniones (Esd 9:1-15; Esd 10:1-44). Muchos rabinos identifican a †¢Malaquí­as con Esdras, el sacerdote-levita. El problema que enfrentó, entonces, se hizo más complicado porque habí­an sido desleales a sus esposas israelitas (†œJehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto…. no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud† [Mal 2:14-15]).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Registro que muestra cómo cumplió Jehová sus promesas de restaurar a Israel del exilio en Babilonia y restablecer la adoración verdadera en Jerusalén. Incluye las órdenes imperiales de restaurar la adoración de Jehová en el pueblo judí­o después de la desolación de setenta años de Jerusalén y el relato sobre cómo se logró a pesar de los obstáculos. Por esta razón debió omitirse lo que sucedió durante ciertos perí­odos, como entre los capí­tulos 6 y 7 del libro, ya que el escritor no pretendí­a ofrecer un registro histórico completo de aquellos tiempos.

El escritor. Esdras era sacerdote, docto, hábil copista y un hombre que habí­a †œpreparado su corazón […] para enseñar en Israel disposiciones reglamentarias y justicia† y para corregir las deficiencias de los israelitas repatriados en lo relacionado con la adoración a Jehová. Por todo ello estaba plenamente capacitado para escribir el libro que lleva su nombre. El poder real que le confirió el rey de Persia habrí­a de darle aún más autoridad para efectuar las investigaciones necesarias, y parece lógico que un hombre como él pusiera por escrito esta parte importante de la historia de su nación. (Esd 7:6, 10, 25, 26.) Por consiguiente, el autor estaba justificado para escribir en primera persona desde el versí­culo 27 del capí­tulo 7, hasta el capí­tulo 9. La mayorí­a de los eruditos están de acuerdo en que el libro de Esdras continúa el relato histórico en el mismo punto en que lo dejó Crónicas, como lo demuestra una comparación de 2 Crónicas 36:22, 23 y Esdras 1:1-3, lo que confirma que Esdras fue el escritor. Asimismo, la tradición judí­a atribuye la autorí­a de este libro a Esdras.

Autenticidad. El libro de Esdras está incluido en el canon hebreo. En un principio formaba un solo rollo con el libro de Nehemí­as. El Talmud Babilonio (Baba Batrá, cap. I, 14b) sigue esta tradición, pero a partir del siglo XVI E.C. las Biblias hebreas hacen una división entre ambos libros, aunque los cuentan como uno solo en el número total de los que componen las Escrituras Hebreas. La Versión Scí­o de San Miguel los denomina Primero y Segundo de Esdras, hace notar que si bien al segundo libro también se le conoce por el nombre de Nehemí­as. Hay un libro apócrifo en griego llamado Tercero de Esdras, que está compuesto de pasajes de Segundo de Crónicas, Esdras, Nehemí­as y ciertas leyendas populares; también existe un libro erróneamente llamado Cuarto de Esdras.
La mayor parte de Esdras se escribió en hebreo, aunque una porción considerable está en arameo, ya que Esdras copió de registros públicos y documentos oficiales, como, por ejemplo, las cartas que enviaron al rey persa los oficiales que estaban †œmás allá del Rí­o [Eufrates]†, así­ como las respuestas reales y los decretos con órdenes para estas autoridades. Esdras incluyó un breve registro histórico que sirve de enlace entre estos documentos. En aquel tiempo el arameo era el idioma diplomático y el que se usaba en el comercio internacional. Las porciones escritas en arameo se encuentran entre los capí­tulos 4 y 7. Esdras copió parte de la información de los archivos judí­os, y esta parte está, por supuesto, en hebreo. Estos hechos también refuerzan la autenticidad del relato de Esdras.
Esdras 7:23-26 dice que el gobierno persa aprobó que a los judí­os se les aplicara la ley de Moisés, y de este modo los persas contribuyeron a restaurar la adoración verdadera. Por otro lado, en las referencias que Esdras hace a los reyes persas, estos aparecen en el orden debido. Hoy dí­a la mayorí­a de los eruditos aceptan la autenticidad del libro, y The New Westminster Dictionary of the Bible dice llanamente que †œno hay duda en cuanto a la veracidad de su contenido histórico† (edición de H. Snyder, 1970, pág. 291). Por consiguiente, puede afirmarse que el registro que se encuentra en este libro es confiable y que Esdras fue un personaje histórico.

Cuándo se escribió y contexto histórico. El libro se escribió alrededor del año 460 a. E.C., al igual que los libros de Crónicas. Esdras empieza el relato con el decreto de Ciro sobre la restauración de los judí­os a Jerusalén, un decreto que se emitió en el primer año de este rey persa. (Esd 1:1.) Judá y Jerusalén habí­an estado desoladas, sin habitantes, desde el otoño del año 607 a. E.C., cuando el resto que Nabucodonosor habí­a dejado huyó a Egipto. El septuagésimo año de la desolación de Jerusalén, el último perí­odo sabático que tení­a que cumplir la tierra, terminó en el otoño de 537 a. E.C. El decreto de Ciro debió emitirse a finales de 538 a. E.C. o principios de 537 a. E.C. por dos razones: la desolación tení­a que extenderse hasta que terminara el año septuagésimo, y los israelitas liberados no iban a viajar durante la estación lluviosa del invierno, como habrí­a sido el caso si el decreto se hubiera emitido unos cuantos meses antes. Probablemente se promulgó a principios de la primavera del año 537 a. E.C. a fin de que los judí­os pudieran viajar durante la estación seca, llegar a Jerusalén y erigir el altar en el primer dí­a del séptimo mes (Tisri) del año 537 a. E.C., el 29 de septiembre según el calendario gregoriano. (Esd 3:2-6.)
Después de narrar la celebración de la Pascua y de la fiesta de las tortas no fermentadas que tuvo lugar cuando se terminó la construcción del templo, en 515 a. E.C., Esdras pasa por alto el siguiente perí­odo de tiempo, hasta llegar al séptimo año del reinado de Artajerjes, el rey de Persia (468 a. E.C.), cuando él mismo entra en la escena. Esdras habla en primera persona desde el versí­culo 27 del capí­tulo 7, hasta el capí­tulo 9, pero cambia a la tercera persona en el capí­tulo 10, cuando él pasa a un segundo plano y se concentra en las actividades de los prí­ncipes, los sacerdotes, los levitas y el resto de los repatriados, centrándose sobre todo en la cuestión de los que se habí­an casado con esposas extranjeras.

[Recuadro en la página 847]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE ESDRAS
La reconstrucción del templo de Jerusalén y la restauración de la adoración verdadera después del exilio en Babilonia
Cubre un perí­odo de unos setenta años después del regreso de los judí­os del exilio en Babilonia

Ciro emite un decreto de liberación y un resto de los exiliados judí­os regresa a Jerusalén (en 537 a. E.C.) para reconstruir el templo (1:1-3:6)

Reconstrucción del templo (3:7-6:22)
Se coloca el fundamento en el segundo año del regreso del exilio
Los enemigos interfieren repetidas veces en la reconstrucción del templo y por fin logran que se detenga la obra, hasta que los profetas Zacarí­as y Ageo, en el segundo año de Darí­o I (520 a. E.C.), animan al pueblo a reanudar la construcción
Una investigación oficial en los registros persas de Babilonia y Ecbátana revela que Ciro habí­a autorizado la reconstrucción del templo, de modo que Darí­o I decreta que se reanude la obra sin estorbos y estipula la pena de muerte para quienes contravengan esta orden
En el sexto año de Darí­o I (515 a. E.C.) se termina la reconstrucción del templo, después de lo cual se inaugura el edificio y se celebra la Pascua

Esdras va a Jerusalén (en 468 a. E.C.) con regalos para el templo, y también para nombrar jueces (7:1-8:36)
El monarca persa Artajerjes (Longimano) autoriza el viaje
Esdras y unos 1.500 hombres, además de 258 levitas y netineos de Casifí­a, parten desde el lugar donde se habí­an reunido, a orillas del rí­o Ahavá, con oro, plata y utensilios para el templo; llegan a Jerusalén unos tres meses y medio más tarde

Limpieza de Israel y del sacerdocio (9:1-10:44)
Cuando Esdras se entera de que el pueblo se habí­a contaminado casándose con mujeres extranjeras, hace confesión pública en oración a JehováSecaní­as reconoce la gravedad del pecado y propone un pacto para despedir a las esposas extranjeras y sus hijos
Se manda a todos los repatriados que se reúnan en Jerusalén; se decide que los prí­ncipes investiguen progresivamente los casos individuales de corrupción
Los sacerdotes, los levitas y el resto de los hombres despiden a sus esposas extranjeras e hijos

Fuente: Diccionario de la Biblia

I. Bosquejo del contenido

a. 1.1–1 Ciro permite que los judíos regresen del exilio bajo Sesbasar. 537 a.C.

b. 2.1–70. El registro de los que volvieron.

c. 3.1–13. Erección del altar y colocación de los cimientos del templo. 536 a.C.

d. 4.1–5, 24. Los enemigos impiden la obra hasta la época de Darío.

e. 4.6–23. Más oposición a la construcción de los muros de la ciudad en el reinado de Asuero (Jerjes, 485–465 a.C.) y Artajerjes (464–424 a.C.), lo que arroja como resultado un decreto que ordena detener totalmente la obra de construcción.

f. 5.1–6.22. Reiniciación de la construcción del templo por las profecías de Hageo y Zacarías. A pesar de protestas elevadas a Darío la obra se completa. 520–516 a.C.

g. 7.1–28. Esdras es enviado desde Persia para hacer cumplir la ley. 458 a.C.

h. 8.1–36. Viaje y arribo seguros de Esdras.

i. 9.1–10.44. Esdras y los judíos encaran la cuestión de los matrimonios mixtos.

Cronología del libro de Esdras.

En este bosquejo se da por supuesto que el autor ha reunido ejemplos de la oposición, juntándolos en 4.6–23. Hay quienes piensan que Asuero en el vv. 6 es Cambises (529–522 a.C.) y que Artajerjes en el vv. 7 es el usurpador Gaumata, o el Seudo-Esmerdis, que reinó por unos meses en 522–521 a.C. Pero el tema de los vv. 7–23 es el de los muros y no el templo, y es probable que el daño a que se hace referencia en el vv. 23 sea el que se menciona en Neh. 1.3.

II. Paternidad y fecha

Véase la nota general bajo * Crónicas, de las que es probable que los libros de Esdras y Nehemías formaban parte. Tradicionalmente el autor es Esdras mismo, pero algunos adelantan la fecha hasta cerca del 330 a.C. Sea que Esdras fuese el compilador final o no, los cap(s). 7–9 parecerían ser de su pluma, por cuanto buena parte de esta sección está en la primera persona del singular. El relato de los cap(s). 1–6 es una compilación tomada de anales, incluyendo decretos (1.2–4; 6.3–12), genealogías, y listas de nombres (2), y cartas (4.7–22; 5.6–17). Hay dos secciones que han sido conservadas en arameo (4.8–6.18; 7.12–26). El arameo era la lengua diplomática de la época, y era adecuada para la sección que trata del intercambio de cartas y decretos entre Palestina y Persia.

III. Credibilidad

Los documentos que aparecen en Esdras no ofrecen grandes dificultades de armonización entre sí, ni con lo que se conoce de la historia secular. Podemos notar lo siguiente.

a. El decreto de Ciro (1), por el que reconoce a Yahvéh, está en armonía con las referencias favorables de Ciro a deidades babilónicas en los escritos contemporáneos. Es un decreto público, escrito en forma que había de apelar a los judíos. El decreto formal en 6.3–5 está archivado, y menciona las medidas máximas del templo que el rey estaba dispuesto a solventar.

b. Se señala que por Hag. 2.18 sabemos que los cimientos del templo fueron colocados en 520 a.C., mientras que Esd. 3.10 indica que fue en el 536 a.C. La realidad es que se hizo tan poco en el período intermedio que es posible que la reanudación comenzase con una nueva ceremonia de iniciación de las obras. Los documentos muestran que cuando se trataba de edificios importantes había más de una piedra fundamental oficial.

c. La fecha de la llegada de Esdras está relacionada con el libro de Nehemías, y se considera separadamente bajo el artículo * Esdras, que antecede. Véanse también * Nehemías; Sesbasar; Zorobabel.

IV. El libro de Esdras y 1 Esdras

Los apócrifos contienen en 1 Esdras un libro que es muy similar a Esdras, pero con ciertas diferencias notables. Comienza con 2 Cr. 35.1 y sigue hasta el final de Esdras, después de lo cual se agrega Neh. 8.1–12. Su historia es confusa. Así, Ciro permite el regreso bajo Sesbasar, mientras Darío comisiona a Zorobabel para que vaya a edificar el templo y la ciudad; sin embargo, 5.70–73 dice que Zorobabel estuvo trabajando en Judá “todo el tiempo que vivió el rey Ciro”. De modo que, mientras puede resultar útil comparar las dos versiones, Esdras es indudablemente más digno de confianza. La famosa historia de los tres guardias aparece en 1 Esdras 3.

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Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico