TANNIN

(-> Raliab, Leviatán). Monstruo marino, relacionado o identificado con Leviatán, al que Dios ha destruido o dominado al organizar/crear el mundo. En su principio, era un ser mí­tico, que puede tener carácter divino positivo y negativo. Pero en la Biblia se ha convertido en un sí­mbolo de los peligrosos poderes cósmicos, relacionados con el agua, que Dios tiene que organizar y dominar. Job 7,12 ha personificado poéticamente su figura, de manera que el mismo Job le pregunta a Dios: “¿Soy yo el mar o un monstruo marino (Tanní­n) para que quieras ponerme un cerco?” (cf. Sal 74,13). En esa misma lí­nea se sitúa Is 51,9: “Despiértate, despiértate, ví­stete de poder, brazo del Señor! ¡Despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados! ¿No eres tú el que despedazó a Rahab, el que hirió al dragón (Tanní­n)?”. La obra creadora de Dios aparece así­ como victoria contra los monstruos marinos (Leviatán*, Tehom*). Esa victoria del principio debe culminar en el final, cuando el mismo Señor venza a los enemigos del pueblo de Israel. Tanní­n es, por tanto, una personificación de los poderes enemigos de Yahvé, el Dios salvador del pueblo de Israel. En ese sentido, Tanní­n puede simbolizar no sólo las aguas del mar Rojo, dominadas por Dios para que los hebreos pudieran pasar sin peligro, sino también una serie de personajes enemigos, que son semejantes a él: la Biblia identifica con Tanní­n al faraón (Jr 51,34) y a Nabucodonosor (cf. Ez 29,3 y 32,2). En el fondo de esta figura simbólica y del hecho de que le haya vencido se expresa la fe de los israelitas en la soberaní­a de Yahvé.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra