La Necesidad de Perdonar

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

Texto Bíblico: Mateo 18: 23-35

Introducción:

La historia que está registrada en este pasaje del libro de Mateo es una clara ilustración acerca del perdón. Aquel rey del que habla la historia representa a Dios, el siervo nos representa a todos nosotros, y el consiervo representa a aquellas personas que en algún momento de nuestra vida nos han ultrajado, ofendido o lastimado; es decir, nos deben una.

¿Qué tan relevante es perdonar? En estos estudios bíblicos vamos a tomar muy en cuenta el desenlace de esta historia para responder esta pregunta y para analizar otros factores importantes relacionados con el perdón.

I. El perdón es un bálsamo que alivia, una carga que se quita.

En el Salmo 32 versículos 1 y 2, el rey David, quien era un hombre conforme al corazón de Dios, califica a aquellos que han sido perdonados de sus pecados como ‘Bienaventurados’. Cuando Dios nos perdona nuestras culpas y pecados, recibimos un gran alivio y un gran peso de encima se cae de nosotros.

II. Dios nos da ejemplo de perdonar.

A. Todos somos pecadores y necesitamos de su perdón. Romanos 3: 23.

Según la Biblia, todos los seres humanos somos pecadores que necesitamos ser salvos por Dios. También dice que la paga del pecado es muerte (Romanos 6: 23). En otras palabras, sin el perdón de nuestros pecados, estamos muertos.

B. Dios perdona nuestras grandes deudas.

La historia de Mateo 18 relata que aquel rey, que representa a Dios, fue “movido a misericordia” (versículo 27). Esto nos enseña que Dios se compadece de nuestra condición, ve que jamás podremos pagar por nuestros propios medios todas las ofensas que le hayamos hecho, y nos perdona.

III. Dios nos exige perdonar a nuestros ofensores.

A. Las ofensas que suframos jamás serán peores que lo que nosotros hemos hecho contra Dios.

Entre todos los detalles interesantes en el relato de Mateo, hay uno que habla de la cuantía de lo que el siervo debía: 10.000 talentos. Según algunos estudiosos, 1 talento equivalía a 6000 denarios. Un siervo común de aquella época tardaría unos 16 años en ganar esta cantidad. ¿Se puede imaginar cuánto le tardaría ganar 10.000 talentos entonces?

Entre tanto, el consiervo le debía a este hombre solo 100 denarios, muy, pero muy inferior a su deuda con el rey.

B. ‘Así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden’

Esta popular frase hace parte de la enseñanza de Jesús sobre la oración que se registra en Mateo capítulo 6 verso 12. Esta expresión implica que para que nosotros recibamos el inmenso perdón de Dios, debemos también dar perdón a aquellos que nos han ofendido sea como fuere.

C. No hay límites para el perdón. Mateo 18: 22

El apóstol Pedro preguntó a Jesús algo que quizá muchos de nosotros hubiéramos preguntado también: ¿cuántas veces debo perdonar a quien me ofende?

Sería interesante también preguntar: ¿cuántas veces deseo que Dios me perdone a mí?

Recordemos que el final de nuestra historia cuenta que aquel rey castigó a su siervo por no perdonar y dice enfáticamente “así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.”

El versículo 22 de Mateo 18 da un dato: “Setenta veces siete”, en otras palabras, SIEMPRE debemos perdonar.

IV. Consecuencias de no perdonar.

A. Castigo.

Leímos en el final del relato de Mateo 18 que si no perdonamos, Dios tampoco nos perdonará.

B. Dios no recibirá nuestra ofrenda. Mateo 5: 23 – 24.

Los estudios bíblicos nos enseña que antes de presentar nuestra ofrenda a Dios, debemos estar en paz con nuestro prójimo. Nuestras ofrendas son nuestro servicio a Dios, los sacrificios que hacemos por Él. Pero si no estamos reconciliados con nuestros semejantes, Dios no aceptará nada de eso.

C. Enfermedades físicas.

La ciencia ha descubierto que existen unas enfermedades ‘invisibles’ que son causadas por sentimientos negativos producidos por el remordimiento, el odio y la falta de perdón. Tales enfermedades han sido denominadas psicosomáticas y hacen un gran daño al cuerpo. Por lo general se visita al médico y nunca encuentran algo porque se debe todo a emociones negativas.

Conclusión:

Hemos visto en estos estudios bíblicos que el perdón es una ola refrescante sobre nuestras vidas. Así como sentimos paz al recibirlo de parte de Dios, se siente un gran alivio al otorgarlo a quienes nos han hecho daño. Quizá haya muchas personas que han sufrido ofensas muy graves, pero aún para esas ofensas la cura es el perdón. Sólo Dios puede enseñarnos a perdonar y lo hace todos los días cuando se lo pedimos. Pero si no perdonamos, Él se abstiene de perdonarnos también. Mientras estemos con vida, hay tiempo de aprender a perdonar, que Dios nos guarde de ir a la eternidad con odios y resentimientos.

C. Condenación. Mateo 5: 22

Ya vimos que Dios condena a todo aquel que insulte a su prójimo. Así que ante esta verdad, tenemos la opción de seguir igual o cambiar de rumbo.

IV. EL EFECTO SOBRE LOS DEMÁS

A. Levanta barreras

A nadie le gusta recibir insultos ni injurias ya que esto genera distanciamiento de la persona agresora.

B. Es un punto de partida para la enemistad

Si la persona ofendida responde con otros insultos, se da inicio entonces a una enemistad que podría desembocar en consecuencias peores.

C. Mal testimonio

Para un cristiano debe ser importante su testimonio. No se trata de vivir pendientes de lo que digan de nosotros, no. Se trata de hablar de Jesucristo con nuestra propia conducta. No es fácil convencer a otras personas con nuestras palabras cuando nuestros actos no nos respaldan. Las groserías e insultos no son propias de un cristiano y pueden ser un obstáculo para poder ganar a las personas para Cristo.

V. ¿QUÉ DEBERÍAMOS HACER?

A. Bendecir y no maldecir

La Biblia enseña que debemos bendecir aun a nuestros enemigos. I Pedro 3: 9.

B. La blanda respuesta. Proverbios 15: 1.

En algún momento de nuestra vida puede que nos enfrentemos a situaciones conflictivas en las que se acelera el pulso y la adrenalina se segrega por todo nuestro cuerpo. Pero como se trata de considerar lo que debemos hacer ante situaciones donde hay propensión a insultar, pues aquí un consejo del sabio Salomón: La blanda respuesta.

La lengua puede acrecentar un fuego y convertirlo en un incendio abrasador. Pero también puede servir como un bálsamo que apacigüe los ánimos. Así que aquí está un sabio consejo: usar la lengua para calmar, para tranquilizar y para ser pacificadores.

C. Pedir perdón

Naturalmente, habrá momentos en los que erremos y malas palabras salgan de nuestra boca. Sea que éstas vayan dirigidas a alguien para ofenderlo o no, igual lastimaremos el corazón de Dios y contristaremos su Espíritu. Por lo cual, si lo que queremos es estar en paz con Dios (100% recomendado sobre cualquier otra alternativa), pidamos perdón a nuestro prójimo ofendido –cuando así haya sido-, y a Dios. Luego de esto, sentiremos cómo una gran carga cae de sobre nuestros hombros y experimentaremos Su paz.

Conclusión

Estimado lector de estos estudios bíblicos, ante todo, gracias por tomarse unos minutos para leer un mensaje de la palabra de Dios.

Recuerde que la moral divina está sobre cualquier cultura. No importa si en el colegio o la universidad nos enseñan que las groserías y vulgaridades hacen parte de las manifestaciones propias de una comunidad, Dios dice que bendigamos y no maldigamos y eso es lo que un verdadero cristiano debe entonces obedecer.

Si por alguna razón usted ha insultado a alguien, proceda a pedir perdón. De esta forma agradará a Dios y usted sentirá una paz maravillosa, esa paz que nuestro mundo necesita para salir de tantos conflictos que cobran incluso vidas inocentes.

El acercarnos a Dios será el mejor combate contra ese órgano que es capaz de grandes tragedias.

Bendiciones.