Los demonios se mencionan numerosas veces en la Biblia. El Antiguo Testamento se refiere a ellos directamente como “demonios” (3 veces), “espíritus malignos” (8 veces), o a veces en un sentido más oscuro como “príncipe” (en Daniel 10 ). El Nuevo Testamento menciona a los demonios muchas más veces, llamándolos “demonios” ( daimónion ) o “espíritus malignos” más de 80 veces. El origen de los demonios no se aborda explícitamente en las Escrituras, pero hay pistas.
La etimología de las palabras hebrea y griega usadas para denotar demonios indica que los demonios, en general, son entidades poderosas que trascienden la experiencia ordinaria y la naturaleza física del espacio/tiempo de la humanidad; es decir, son seres incorporales.
La Escritura sugiere en Apocalipsis 12:4 , 7que los demonios fueron creados originalmente como ángeles y existieron como parte del ejército angelical de Dios. Sin embargo, cuando Satanás se rebeló contra Dios, un tercio de la hueste angélica se unió a él en su rebelión, razón por la cual las Escrituras se refieren a ellos colectivamente como “Satanás. . . y sus ángeles” ( Apocalipsis 12:9 ). Lo más probable es que estos ángeles caídos que se rebelaron con Satanás sean los seres a los que las Escrituras se refieren como “demonios”.
Una vez más, la Biblia no dice específicamente de dónde vienen los demonios, por lo que no podemos ser dogmáticos. Lo que la Biblia es clara es el destino de los demonios: el “ fuego eterno ” fue preparado para ellos ( Mateo 25:41 ), y saben de su venidero tormento de fuego ( Mateo 8:29 ).