Recientemente, en una clase bíblica para damas, estuvimos discutiendo cosas que hoy se consideran sagradas. Nuestro estudio se centró en el Valle de Acor, donde Acán tomó del objeto consagrado y lo profanó (Josué 7). Una de las preguntas de discusión al final de nuestro estudio fue la siguiente: “¿Cómo es posible que nosotros pequemos hoy como lo hizo Acán? ¿Cómo es posible profanar lo que Dios declara santo?” Hice la pregunta implícita al grupo, “¿Qué consideramos santo hoy?” La primera respuesta que recibí fue, “La Cena del Señor”
La idea de profanar lo que es santo también me trae a la mente la historia de Nadab y Abiú. Después de sus trágicas muertes, Dios le dice a Aarón que “