Un investigador pregunta: “¿Qué pasa con las prácticas ocultas, como la adivinación, la lectura de las cartas del tarot o los adivinos? ¿O mirando a la astrología para ver cómo planificar cada día de tu vida? ¿O tratar de hablar a los muertos a través de médiums?”
Cualquier tipo de adivinación (intentar predecir lo desconocido por medios ocultos) está condenado en la Biblia como una abominación (Deuteronomio 18:11-12). ), punible con la muerte (Levítico 20:6; Levítico 20:27). Se consideraba un sistema fraudulento (Ezequiel 13:6-7).
Dios le dio a su pueblo una severa advertencia con respecto a ellos (Levítico 19:31; cf. Éxodo 22:18; Isaías 8:19; Hechos 16:16-18). Al leer Hechos 13:6-11, podemos ver fácilmente lo que le sucedió a Elimas el hechicero.
La palabra, “hechicero” (Grk. – magos) en Hechos 13:6 y Hechos 13:8, se refiere a “un mago, hechicero, un pretendiente a poderes mágicos, un profesor de las artes de la hechicería”. Donde Bar-Jesús era el nombre judío, Elymas, una palabra árabe que significa “sabio.” De ahí el nombre Magus, “el mago,” aplicado originalmente a los sacerdotes persas (Vines, 1996, p. 587).