Los Herodianos fueron un grupo político de Judea durante el primer siglo antes y después de Cristo, que apoyaba a la dinastía herodiana, establecida por Herodes el Grande, que gobernó como rey de Judea bajo el auspicio del Imperio Romano desde el 37 a.C. hasta su muerte en el 4 a.C. Después de Herodes el Grande, el reino fue dividido entre sus hijos, pero la influencia de la familia Herodes continuó en varias formas y en diferentes territorios de la región durante los siguientes años.
Los Herodianos eran conocidos por su colaboracionismo con los romanos, lo cual era motivo de conflicto con otros grupos judíos de la época, especialmente los fariseos y los zelotes. Los fariseos eran una secta judía que enfatizaba la observancia estricta de la Ley Mosaica, mientras que los zelotes abogaban por la resistencia activa contra la ocupación romana. En contraste, los Herodianos parecían más interesados en mantener y expandir su poder político y su estatus socioeconómico, lo cual a menudo implicaba una cooperación más estrecha con los ocupantes romanos.
Aunque hay poca información directa sobre los Herodianos en las fuentes históricas, se mencionan en el Nuevo Testamento, específicamente en los Evangelios, donde se los describe participando en discusiones y complots contra Jesús. Esto sugiere que, además de sus intereses políticos, también estaban preocupados por las cuestiones religiosas y sociales de su tiempo, especialmente en lo que respectaba a las amenazas potenciales para su posición derivadas de movimientos populares como el de Jesús.
La colaboración de los Herodianos con los romanos y su aparente aceptación de la cultura helenística los ponían en oposición no solo a grupos judíos más conservadores o revolucionarios, sino también a segmentos más amplios de la población judía que resentían la ocupación romana y la influencia extranjera en su sociedad. La dinámica entre estos diversos grupos refleja la complejidad de la política y la sociedad en Judea durante este período tumultuoso de su historia.