Introducción. El texto en cuestión se refiere a Felipe predicando al hombre de Etiopía. El tema de la predicación de Felipe era un eunuco de “gran autoridad”. Su grandeza se ve en el hecho de que estaba a cargo del tesoro de la reina (v. 27). Era un hombre religioso, sin embargo, estaba perdido (vss. 27, 28).
El hombre estaba dispuesto y deseoso de conocer la verdad . Felipe le preguntó si entendió lo que leyó (vs. 30). Luego le pidió a Felipe que le explicara el texto que estaba leyendo (Isaías 53: 7, 8). El texto era una profecía acerca de Cristo. Se nos ordena “…no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:17). Hay enseñanza requerida (Juan 6: 44, 45).
Felipe predicó a Jesús al hombre.. “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando por la misma escritura, le predicaba a Jesús” (vs. 35). Sin Jesús, no hay esperanza (Efesios 2:12).
Hay más envuelto en la predicación de Jesús que simplemente la presentación de la persona de Jesús. Note que el versículo treinta y cinco dice que Felipe le predicó a Jesús. Ahora observe el siguiente versículo: “Y yendo ellos por el camino, llegaron a cierta agua; y el eunuco dijo: ‘Mira, aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?'” Comparando los versículos 35 y 36 , es obvio para el lector honesto que en la predicación de Jesús de Felipe a este hombre estaba involucrado e incluido el asunto de su predicación del bautismo. Es por eso que cuando los pecadores escucharon el evangelio, ellos (los que respondieron) fueron inmediatamente bautizados (ver Hechos 2: 38-41; 16: 30-40). La razón de esta inmediatez es que el bautismo es “para la remisión de vuestros pecados” (Hch 2, 38; 22, 16).
Conclusión. El hombre de Etiopía obedeció al evangelio, como todos debemos hacerlo (vss. 35-39; Rom. 10: 16; 2 Tes. 1: 7-9). Como resultado, “…él siguió su camino gozoso” (vs. 39). ¿Has hecho lo que él hizo?