¿Realmente los magos egipcios realizaban magia de un tipo milagroso, o eran farsantes y embaucadores?
Los “sabios” de Egipto eran los hombres eruditos y educados de esa época. Los “magos” o “hechiceros” (de la forma intensiva del verbo hebreo que significa “orar, ofrecer oraciones”) se utilizan en el Antiguo Testamento sólo en el sentido de hechicería. Esta palabra para “magos” se deriva del préstamo egipcio hry-hbt, más tarde abreviado como hry-tp, “el jefe de los sacerdotes”.
El uso de la magia en Egipto se ve mejor en el papiro de Westcar, donde a los magos se les atribuye haber cambiado los cocodrilos de cera por cocodrilos vivos y de nuevo a la cera después de agarrarlos por la cola. Sin embargo, la relación entre los milagros de Aarón y los hechos por los magos, a quienes el apóstol Pablo nombró Jannes y Jambres en 2 Timoteo 3: 8, es difícil de describir. Bien podría ser que los magos lanzaran hechizos sobre serpientes que quedaron inmóviles por la catalepsia, debido a la presión en la nuca. Sin embargo, es igualmente probable que por medio del poder demoníaco pudieran mantenerse al día con Aarón y Moisés al usar poderes sobrenaturales de un reino diferente al de Dios para las dos primeras plagas. Pero cuando llegaron a la tercera plaga, se inclinaron con la declaración al faraón de que “este es el dedo de Dios” (Ex. 8:19).